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      Cordiales cartageneros. Otro dulce típico de Navidad por estas tierras. Os cuento un poco la historia y os dejo la receta. Los Cordiales de Cartagena son dulces tradicionales que nacen de la repostería conventual española, una mezcla de almendra molida, azúcar y huevo con de cabello de ángel, (servidos sobre obleas y típicos de Navidad, que combinan sabores árabes y judíos con un origen humilde y reconfortante, convirtiéndose en un símbolo de la identidad gastronómica cartagenera. Su historia se remonta a siglos atrás, dentro de los conventos de la Región de Murcia, donde monjas y cocineras experimentaban con ingredientes locales, perfeccionando recetas que reflejaban influencias árabes y judías, ricas en almendras y dulces. Se crean a partir de una masa de almendra molida, azúcar y ralladura de limón, que se rellena (comúnmente con cabello de ángel o boniato) y se hornea sobre una oblea, resultando en pequeñas “montañitas”. Aquí os dejo la receta. Ingredientes: 500 gr de harina de almendra, 400 gr de azúcar, 400 gr de cabello de ángel, 4 huevos tamaño L, 1 paquete de obleas, 2 limones. Preparación: En un bol grande mezclamos la harina de almendra, la ralladura de la cáscara de los dos limones y el azúcar y lo movemos con cuidado hasta que se mezclen bien. Añadir los huevos de uno en uno e ir integrándolos con movimientos envolventes con la masa hasta que os quede este aspecto. Ahora añadimos el cabello de ángel y volvemos a integrarlo todo; es importante no amasar el resultado para que la almendra no suelte su grasa y el cordial quede crujiente. Precalentamos el horno a 180º con calor arriba y abajo mientras vamos haciendo nuestros cordiales. Para ello, ponemos la bandeja del horno cubierta de papel sulfurizado; encima colocamos trozos de oblea separados medio centímetro unos de otros y con ayuda de unas cucharas, vamos poniendo montoncitos de masa del tamaño de una nuez intentando darles una forma redondeada. Metemos la bandeja en la parte media del horno durante 20 minutos o hasta que veamos que empiezan a dorarse. Durante la espera, vamos preparando la segunda bandeja de cordiales. Una vez pasado el tiempo, sacamos la bandeja del horno y ponemos nuestros cordiales a enfriar sobre una rejilla. Una vez fríos, yo corto con unas tijeras los picos de oblea que puedan quedar para darles una forma más bonita y los pongo en una bandeja antes de sacarlos a la mesa. Los cordiales se mantienen muy bien durante una semana metidos en una lata hermética o tapados con un paño de algodón limpio.

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